Los orígenes y la evolución
Alrededor de los años 70, los primos Pep Plana y Lluís Figuerola se dedicaban a la compraventa y restauración de fincas rústicas en la comarca del Alt Camp, cuando descubrieron la casa solariega de Masmolets, una pedanía de Valls. La finca, medio derruida, atesoraba un encanto especial que la hacía distinta a todas las demás. La familia puso mucha ilusión en la restauración de la casa, y, viendo el potencial que presentaba, decidió convertirla en restaurante, conservando sus espacios y estancias originales.
Así fue como en noviembre de 1980, Pep y Lluís inauguraron Cal Ganxo, el restaurante con el renombre originario de casa de la familia. El éxito que ha tenido el restaurante, se debe a su apuesta por la cocina de la calçotada y a la supervisión constante, en sus inicios, de la abuela Cisqueta de Cal Ganxo, la cual transmitió de generación en generación los conocimientos que hacen de Cal Ganxo un restaurante con gran tradición y referente en la cultura de la calçotada.
Siguiendo los consejos de la abuela Cisqueta, Pep, Lluís y su mujer, Joana, hicieron crecer el restaurante, al que al poco tiempo se incorporó Loli, esposa de Pep. Mientras el restaurante se consolidaba tanto en la comarca como en Cataluña, los hijos de los dos matrimonios, Lluís (hijo de Lluís y Joana) y Alexandra (hija de Pep y Loli) correteaban ya por el restaurante, impregnándose del humo de los calçots y de la tradición y cultura de la calçotada.
Así, no es de extrañar que, unos pocos años más tarde, Lluís Figuerola y Alexandra Plana acabaran incorporándose al equipo directivo de Cal Ganxo, que a día de hoy sigue dirigido bajo los valores propios de una familia unida. Tres generaciones son las que se han dedicado a la restauración y a las calçotadas en Cal Ganxo, donde el trabajo constante y la calidad a lo largo del tiempo han creado un vínculo de familiaridad con los clientes, que también han heredado, de generación en generación, la tradición de celebrar la calçotada en Cal Ganxo.